Seguro que si le preguntas a él, te dirá que el mejor baile
es La conga de Jalisco.
En verano, en las verbenas de su pueblo era un éxtasis, una
serpiente de locura comunitaria, y el momento en que los dos se escabullían sin
que nadie lo percibiera.
Antes de volver, y por unas perras, daba la orden a los
músicos por detrás del escenario y la conga volvía.
Ella buscaba a su marido y lo cogía por la cintura como si
nunca se hubiera ido, y él se agarraba a la de ella como si todavía no la
hubiese soltado.
Javier Palanca Corredor
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