viernes, 2 de marzo de 2018


La echo de menos, mucho más cuando llueve

Yo nací primero, bajo la ducha, sin que nuestra madre se diera cuenta y me dejara allí, sin tan siquiera cerrar el grifo, al notar unos terribles dolores de parto que le arrancaron los primeros gritos.
Ella nació en el hospital de puro milagro, su cabeza ya asomaba como buscándome cuando la matrona hizo la primera exploración. No hubo tiempo de llegar al paritorio y emergió entre lo que parecía un llanto, siendo en realidad una llamada desesperada.
Entre los comentarios habituales, como lo preciosa que era, lo pequeñita, que ya tenía mucho pelo o a quien se parecía, nadie se percató de que esa niña no tenía sombra, ni podían imaginar que yo ya viajaba por el desagüe.

La profesión va por dentro

La profesión va por dentro Gabriel, el profe de música, siempre estaba dispuesto. Así nos librábamos los demás de ser Papá Noel una vez ...