jueves, 3 de enero de 2019

Tonterías que me permito


En nochevieja bajo al parque con mis doce uvas. Silencio, no hay nadie, hace mucho frio.
Cuando veo que mi reloj marca las doce me las voy comiendo tranquilamente, ya me cuesta tragar rápido. Luego, me voy a casa, enciendo la lamparilla, me acuesto arropado por dos mantas, me cambio las gafas y abro el libro por donde lo había dejado.
Al día siguiente, vuelvo al mediodía al mismo banco y continuo con mi lectura. La temperatura es mucho más agradable y los niños llenan el ambiente con su algarabía. Así que, otra vez el año comienza mejor que acabó.

La profesión va por dentro

La profesión va por dentro Gabriel, el profe de música, siempre estaba dispuesto. Así nos librábamos los demás de ser Papá Noel una vez ...