domingo, 8 de marzo de 2020

Un gesto tan simple (o no)


Un autobús. Un asiento libre. Una mujer.
Se sienta.
A partir de ahí cambia el mundo.

Versión libre


Cuando los expulsó del Paraíso, por una menudencia, Adán comenzó a caminar. Ella quedó callada y pensativa un rato hasta que fue corriendo hacia él para que volviera y se enfrentaran al injusto veredicto, pero él no tuvo valor.
Regresó sola y, tras quitarse la hoja de parra que cubría su pubis, le espeto contundente: Aquí me tienes, desnuda y sin vergüenza. Mírame bien y lanza tu rayo si lo consideras, pero mañana te arrepentirás y seguro que vuelves a crearme. Y ya puestos, no lo hagas de la costilla de ese que va colina abajo.

La profesión va por dentro

La profesión va por dentro Gabriel, el profe de música, siempre estaba dispuesto. Así nos librábamos los demás de ser Papá Noel una vez ...